Cuando
quiso darse cuenta,el sendero se confundía con una maleza exhuberante que
crecía por momentos a su alrededor.Inquieto,observaba cada hierbajo,cada arbusto, que de forma insistente,daban contra su cara,sus ojos...Algunos, espinosos,
rasgaban sus brazos desnudos.
El cielo,un buen rato antes tan maravillosamente azul brillante,estaba empezando a cambiar su color...Unas nubes ascendían en un bailoteo maravilloso prometiendo vida inminente...¡no en vano se habían vestido con sus mejores galas de la elegante gama de los grises!.
El cielo,un buen rato antes tan maravillosamente azul brillante,estaba empezando a cambiar su color...Unas nubes ascendían en un bailoteo maravilloso prometiendo vida inminente...¡no en vano se habían vestido con sus mejores galas de la elegante gama de los grises!.
Ya bastante preocupado,comenzó a mirar más
detenidamente a su alrededor...
-"El camino estaba bordeando el precipicio...La primera casa del pueblo debía haber aparecido hace ya un buen rato...¿Cómo es que me he desviado tanto?".
-"El camino estaba bordeando el precipicio...La primera casa del pueblo debía haber aparecido hace ya un buen rato...¿Cómo es que me he desviado tanto?".
Decidió pararse y pensar.No lo hizo
durante mucho tiempo.Rápidamente se dio la vuelta y comenzó a caminar en
sentido contrario a su destino:
-"Cuando llegue al principio,me ubicaré y volveré de nuevo",pensó.
-"Cuando llegue al principio,me ubicaré y volveré de nuevo",pensó.
En esos momentos, las nubes dejaron su sensual danza; se
enfrentaron entre sí y descargaron todo su acumulo de agua sobre nuestro ya
inquieto amigo,dejándolo en cuestión de segundos totalmente empapado. El cielo
se oscureció de repente y el camino de vuelta se convirtió en un laberinto
absurdo,en el cual no se podía ni guarecer de la dichosa lluvia,porque no había
un solo árbol,arbusto,cueva que le sirviera para ello...¡si ni siquiera podía
ver si había nada!.
El callejón sin salida era por momentos
más y más imposible.No quería llorar,pero notaba un sabor salado entrar en su
boca de vez en cuando.-"¡¡Soy un hombre!!Esto no es llanto.No estoy llorando".
Apretando sus ojos y en un esfuerzo buscado desde no sabía
dónde,el niño gritó:
- "¡¡Mamá!!¡¡Socorro!!.En ese mismo momento,una débil claridad llamó su atención desde el suelo.Caminó hacia ella y, acuclillándose ante unas flores blancas y brillantes por las gotas del rocío caído,leyó las elaboradas letras que flanqueaban la piedra lisa y fría...¡Por fin había llegado!.¡Allí estaba mamá!.
Con una mano,acarició las flores.Con la otra,restregó la lluvia salada de su cara.Con un suspiro leyó aquel nombre.Con una mirada abarcó el paisaje.Con una sonrisa tranquila, observó la nada.¡Había llegado!
Sentido relato, Carmen. Pequeña historia de amor...
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias,Ernesto.
EliminarUn abrazo.
Es una prosa muy bonita Mari Carmen y me hace pensar que cuando los caminos parece que se cierran, es bueno detenerse y echar la vista atrás, buscar en el recuerdo la fuerza, el impulso que puede llegar en las palabras de quien nos ama o nos ha querido, sentirse protegido no necesariamente de forma física, sino sintiendo arropado el corazón.
ResponderEliminarHa sido bonito leerte.
Besitos.
Gracias inmensas,Mª José,Pasaré a leerte en breve y estoy segura que me encantará hacerlo.¡Un abrazo!
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